martes, 5 de noviembre de 2013

50º Aniversario de la muerte de Luis Cernuda


Si el hombre pudiera decir lo que ama, 
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo 
como una nube en la luz; 
si como muros que se derrumban, 
para saludar la verdad erguida en medio, 
pudiera derrumbar su cuerpo, 
dejando sólo la verdad de su amor, 
la verdad de sí mismo, 
que no se llama gloria, fortuna o ambición, 
sino amor o deseo, 
yo sería aquel que imaginaba; 
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos 
proclama ante los hombres la verdad ignorada, 
la verdad de su amor verdadero. 

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien 
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; 
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina 
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, 
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu 
como leños perdidos que el mar anega o levanta 
libremente, con la libertad del amor, 
la única libertad que me exalta, 
la única libertad por que muero. 

Tú justificas mi existencia: 
si no te conozco, no he vivido; 
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

1 comentario:

  1. No es el amor quien muere,
    somos nosotros mismos.
    Inocencia primera
    Abolida en deseo,
    Olvido de sí mismo en otro olvido,
    Ramas entrelazadas,
    ¿Por qué vivir si desaparecéis un día?
    Sólo vive quien mira
    Siempre ante sí los ojos de su aurora,
    Sólo vive quien besa
    Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.
    Fantasmas de la pena,
    A lo lejos, los otros,
    Los que ese amor perdieron,
    Como un recuerdo en sueños,
    Recorriendo las tumbas
    Otro vacío estrechan.
    Por allá van y gimen,
    Muertos en pie, vidas tras de la piedra,
    Golpeando impotencia,
    Arañando la sombra
    Con inútil ternura.
    No, no es el amor quien muere.

    Me encanta tu blog!!

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