Ahora que se acerca el bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812, Arturo Pérez Reverte nos acerca al ambiente liberal y contradictorio de la Cádiz de 1811. La Guerra de la Independencia dura ya tres años. Fernando VII está disfrutando de su presidio de Bayona. Las tropas francesas dominan la Península Ibérica salvo Lisboa y Cádiz que resisten. La guerrilla sigue hostigando a las tropas francesas pero poco pueden hacer frente a los disciplinados ejércitos napoleónicos.
En este ambiente, Arturo Pérez Reverte utiliza Cádiz como un tablero de ajedrez en el que se desarrolla una serie de asesinatos de mujeres jóvenes. Pero sobre todo nos habla de Cádiz, nos habla de las Cortes, nos habla de la sociedad y la economía de la ciudad, nos habla de navegación, nos habla de artillería, nos habla de esa ciudad que lleva un siglo controlando el comercio con América y que de repente se encuentra soñando el futuro de España.
De modo que, si tienes ocasión, aprovecha para acercarte a tu librería o a tu biblioteca y disfruta de su lectura.
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